No basta con cifras y gráficos. Ni siquiera las sugerencias de la historia parecen suficientes. El socialismo sigue ganando adeptos a pesar de todos los hechos que confirman su inviabilidad. Y no es de sorprenderse, pues si bien el marxismo agoniza como ciencia, sigue muy vivo en otra forma más compleja, inmutable a las apelaciones de la razón. Vive como un sentimiento.
Los defensores de la libertad individual y de la economía de mercado usualmente nos enfocamos en demostraciones teóricas y en evidencias empíricas al momento de difundir nuestras ideas. En estas áreas demostramos la fortaleza de nuestros argumentos, los cuales parecen ser lo suficientemente sólidos para vencer en los debates. Pero, a la hora de transmitir pasión mediante nuestro discurso y tocar la fibra emocional de las personas, los socialistas acuden a su utopía y frecuentemente nos toman la delantera.
Esta situación plantea un desafío que debe discutirse seriamente en todos los círculos liberales. Es hora que la libertad sea defendida con nuevos aires, con una estrategia que apele tanto a la razón como al sentimiento. Pues los seres humanos no somos máquinas, y no podemos caer en el mismo error del marxismo de idealizar al hombre e ignorar su naturaleza .
En este orden de ideas, podemos notar la fácil asociación de un apasionado acto de rebeldía. Reclamar que nadie debería obligarte a actuar en contra de tu voluntad. Que tu cuerpo te pertenece y que solo tú decides sobre él. Que ninguna otra persona tiene el derecho de usar la fuerza física para agredirte y coaccionarte a ser alguien que no quieres ser. Que tú eres el responsable de tu vida y tienes el derecho a elegir tus propias metas, tus amistades, tu preferencia sexual, tu trabajo, el uso que le das a tu dinero, los valores que rigen tu vida; y consecuentemente, tienes el derecho a buscar tu propia felicidad.
Este acercamiento es aceptado por la mayoría de los jóvenes de las presentes generaciones, por lo cual se constituye en un ejemplo de los discursos que serían muy útiles para evitar que la utopía comunista siga enamorando a estudiantes en Venezuela y en América Latina. Debe insistirse que mientras los jóvenes se identifican con ideales pacíficos y de autonomía, el socialismo acepta el uso de la fuerza desde el Estado para obligar a los individuos a vivir según los caprichos de sus gobernantes, quienes se escudan detrás de la búsqueda del bien común para justificar sus abusos y despojar de sus derechos a quienes se oponen.
De esa forma, con ideas llenas de sentimientos a favor de la Libertad, espero que sigan emergiendo nuevas propuestas que complementen a las ideas liberales en su conjunto, como verdades dignas de ser defendidas con pasión y coraje.
La Libertad no es gratis. Ha de ser conquistada.
@nhcarreras
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