El discurso oficial del margen excesivo de ganancia ha calado en mucha gente, quienes valoran como algo malo que un comerciante lo practique. En este espacio me propongo el desafío de exponer el otro punto de vista, esperando generar reflexión y recibir pocos insultos.
En primer lugar, todos nosotros como consumidores queremos comprar más barato. Sería irracional defender la visión de querer que todo esté caro y haya escasez, cuando ese escenario perjudica a la mayor parte de la sociedad y solo favorece, en la mayoría de los casos, a una cúpula enchufada con el régimen.
Pero este escenario se combate generando las condiciones para que haya más producción. Si hay más productos, el precio tiende a bajar por efecto de la competencia generada cuando mucha gente quiere vender más, con la amenaza constante de que surja otro empresario que, con ingenio y optimización de procesos, ofrezca el mismo bien (o uno mejor) a un menor precio.
Pero la respuesta de parte de los responsables que han destruido la producción nacional con expropiaciones y controles consiste en, ahora que existen menos productos, obligar a los comerciantes a bajar los precios por la fuerza con la Fuerza Armada en las calles (sin contar la borrachera de impresión de bolívares, otra medida que genera inflación). ¿En qué países civilizados se ve esto hoy en día?
Los comerciantes y empresarios venezolanos no son más codiciosos que los de cualquier parte del mundo. Es este sistema de intervencionismo salvaje el que creó las condiciones para que esto pasara. Y en lugar de rectificar, le echan más leña al fuego.
Hoy la gente arrasa con los productos en las tiendas. Pero ahora, ¿Quién va a querer invertir en Venezuela con estas condiciones? Las consecuencias son claras: las empresas van a seguir cerrando, generando más escasez, inflación y desempleo para el año que viene.
Y el problema no es solo material, sino también moral. A los empresarios y comerciantes trabajadores se los tacha como ladrones y corruptos por vender caro, justificando a los parásitos que saquean esas tiendas. El empresario exitoso es visto como un criminal, mientras que se mira con simpatía al que lo obliga a bajar los precios y le niega el fruto de su trabajo.
¿Acaso el comerciante está obligado a vender por debajo del precio al cual la gente aun le compra?
Vender caro NO es un crimen. Si lo vende a ese precio y la gente se lo compra, allí no hay ningún delito. Para que el precio de un producto baje, ya vimos que la solución es que haya más producción y surja la competencia.
No se justifica meter a la Guardia Nacional en los negocios y obligar a los comerciantes a bajar los precios con fines políticos, tachándolos como criminales al nivel de un ladrón. Criminalizar el espíritu empresarial y el afán de lucro es condenar a la producción, generando más escasez, más colas, sumisión y entrega de poder a la cúpula gobernante.
Queda a su reflexión, querido lector, si usted vendería un TV plasma a un precio 10 veces por debajo del que alguien estaría dispuesto a comprárselo, dadas las condiciones de nuestro país.
@nhcarreras
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