Todo cuanto sé con
mayor certeza sobre la moral
y las obligaciones de
los hombres, se lo debo al fútbol
- Albert Camus
Me resulta necesario defender con
argumentos - y por qué no, con el corazón enardecido - a esa faceta noble de lo
humano presente en el deporte. Específicamente, la cantidad de tropelías y
ataques hacia el fútbol que he presenciado en los últimos meses me han llevado
a escribir esta respuesta, pues concibo que se cae en banalizaciones que deben
ser desenmascaradas de una vez por todas.
En primer lugar, observo que las
personas que desprestigian los valores intrínsecos en el deporte suelen ser
torpes a la hora de practicarlos. Y me parece razonable, pues quienes hemos
practicado a nivel competitivo algún deporte hemos experimentado en carne
propia lo que representan: la noción del mérito y la necesidad de ser
perseverantes, de enfrentar con valentía y coraje los retos, la gloria de
vencer y el dolor de la derrota, caer y encontrar el ánimo necesario para
levantarse, liderar un equipo y trabajar en conjunto, hombro a hombro y con
lealtad, por una meta común. ¿Qué saben ellos de estas virtudes, si nunca las
han vivido, ya sea por desinteresados o por incapaces?
En segundo lugar, estas personas caen en
las más ridículas asociaciones para buscar disminuir la importancia del
deporte. A la hora de un encuentro importante, recelan la atención que tantas
personas concentramos en él y buscan otros temas - importantes sí, pero sin
relación alguna con éste - para atacarlo. Por ejemplo ¿Cuántas burlas y
comentarios pedantes sobre política no se escuchan asociados a un gran evento
deportivo, exigiendo que se le debería restar toda la importancia al segundo
para atender a la primera? Cabría preguntar si las mismas asociaciones las
harían contra otras disciplinas como la música, el teatro, la poesía y el arte
en general, así como a otras facetas de la vida diaria como salir con los
amigos, viajar y quizás aún atender una relación de pareja. En fin, todo tiene
su momento, y resulta ridículo confrontar las peras con las manzanas.
Cabe resaltar que, personalmente, no me
considero el mayor de los fanáticos de ningún equipo en particular. Como
venezolano, disfruté la reciente victoria de la selección vinotinto sobre la
selección colombiana en la Copa América, mas no encuentro sentido en el
nacionalismo y demás impulsos fanáticos que surgen en algunos círculos
extremistas. Estas actitudes irracionales no son de mi agrado en lo absoluto,
en cambio, las considero claramente como bajas y antideportivas provenientes de
personas que no valoran su individualidad y buscan refugio en una tribu.
Finalmente, no aspiro convencer con esta
respuesta a aquellos que desprecian la nobleza y lo alto que simboliza el
deporte. Antes bien, espero reafirmar, en quienes sí las vemos, el verdadero
sentido del deporte en lo profundo del ser humano para ser así más conscientes
de su valor intrínseco.
Nelson
Carreras G.
@nhcarreras