domingo, 30 de marzo de 2014

Fanáticos, Medias Tintas y Radicales


En tiempos de incertidumbre, se hace necesario reflexionar sobre distintas visiones que coexisten de una misma realidad. Es por ello, que propongo una breve descripción de tres personajes ficticios, cuyas características me parecen de suma importancia que se analicen en estos momentos.

Antonia es aquella persona que se aferra a sus creencias de tal manera que considera un insulto que estas siquiera se discutan. No escucha razones, simplemente cree con una pasión ciega, como un acto de fe. Al mismo tiempo, se empeña en que su visión del mundo es la única verdadera y esta debe ser adoptada por todos, así sea por la fuerza. Se considera una elegida en cuya sabiduría debe confiarse, siendo esta el resultado de sus vagas lecturas o de revelaciones ofrecidas por un ente superior.

Carlos, por otra parte, se podría considerar su opuesto. Es una persona sin convicciones certeras, considerándose un ser pragmático. Para él, los idealismos son necedades de soñadores que no conocen la vida. Nada es blanco o negro; no existe una verdad. Aunque a veces, muy seguro de sí mismo, afirme que todo es relativo. Es un ser gris (como su color favorito), no se atreve a afirmar demasiados argumentos y simplemente se adapta a las circunstancias. Es un oportunista, un moderado.

Juan, por último, es opuesto a ambos. Es una persona de convicciones sólidas, pero que nunca duda en ponerlas a prueba en debates y reflexiones. Se cuestiona constantemente. Con sed de verdad, busca llegar a la raíz de sus ideas para entenderlas más a fondo o para corregirlas en caso de no ser consistentes. A pesar de su actitud proactiva y apasionada, es tolerante con los puntos de vista que no comparte. Se sabe defender, pero no busca implementar sus ideas por la fuerza física. Si estas valen la pena y son correctas, podrían aplicarse hasta sus últimas consecuencias de forma voluntaria, sintiendo la satisfacción de actuar en consonancia con sus valores más profundos. Es un soñador, un idealista, un ser Libre.

En estas reflexiones no busco catalogar a ninguna corriente de pensamiento como predilecta de alguna de las categorías anteriores. Únicamente me quiero enfocar en las personas, en los seres humanos que practican la ideología, religión o que sostengan la opinión que sea.

Y mi recomendación es solo una.

Por favor... Sean como Juan.


@nhcarreras

martes, 25 de marzo de 2014

Socialistas: Expliquen el precio en Sicad II






Ya varios economistas y fuentes confiables aseguran que ayer el dólar en el SICAD II estuvo alrededor de los 55 Bs./$. Este precio prácticamente coincide con el precio del dólar paralelo en este momento.

Si bien el dólar paralelo ha bajado en los últimos días dadas las expectativas que generó el inicio del SICAD II, exhorto a que el régimen o algún socialista les expliquen a los venezolanos ¡¿Cómo rayos es que el dólar en el SICAD II vale lo mismo que en el mercado paralelo?!

¿Es que acaso el dólar paralelo no era un precio ficticio y manipulado por el imperio? ¿Cómo es que un sistema supervisado por el régimen puede tener el mismo precio que el dólar fantasma y especulador?

La respuesta, sin duda, la van a esconder. Porque el precio del dólar en el mercado paralelo representa el precio real del dólar a partir de la oferta y la demanda en la trágica situación actual del país. Es el único y verdadero valor. Lo demás son subsidios y regulaciones absurdas que generan escasez y corrupción.

El SICAD II es un sistema que apunta en la dirección correcta, pero que es insuficiente dadas todas las regulaciones que hoy en día amarran al mercado, como la ley de costos y precios injustos recientemente aprobada. Los rubros regulados no van a aparecer y la escasez va a seguir en todos esos bienes, dado que la ley los obliga a reflejar sus costos a 6,30 Bs./$, lo cual imposibilita que estos sectores puedan acudir al SICAD II.

Por otra parte, los bienes que pueden acudir al SICAD II y no reflejaban su costo de reposición de inventarios a la tasa del dólar negro, comenzarán a hacerlo a la tasa del SICAD II. Es decir, los precios de estos bienes y servicios aumentarán de forma dramática y se podría poner en peligro la viabilidad de tales actividades económicas y los puestos de trabajo que generan. Esto es natural que suceda, dadas las distorsiones que fueron generadas por el régimen socialista al subsidiar de forma absurda a gran parte de las actividades económicas, haciéndolas viables cuando nunca lo fueron en la trágica condición actual.

La inflación y el alto costo de la vida que seguiremos sufriendo no serán culpa, entonces, de una desregulación parcial e insuficiente, ni de una guerra económica patrocinada desde el imperio, sino de un Banco Central que sigue imprimiendo bolívares de forma desmedida para financiar el populismo y la corrupción de este modelo.

En fin, el SICAD II rompe con el discurso de la guerra económica del régimen que consistía en culpar a los especuladores de las distorsiones y de sus efectos en la economía, tales como la inflación, la escasez, la corrupción y el desempleo. Queda de nuestra parte hacerle entender a todos los venezolanos que los problemas económicos han sido causados por el régimen y su fatal arrogancia de querer controlarlo todo, llevándonos cada vez más hacia la miseria que genera todo modelo comunista.

La lección es contundente: el populismo sale caro.

@nhcarreras

martes, 11 de marzo de 2014

Por una postura coherente y popular



En estos momentos, existe una diatriba en el alma de la oposición venezolana no solo sobre los medios a utilizar, sino en los propios fines buscados. Si bien se busca salir de la crisis actual, no existe un consenso sobre los ideales mismos por los cuales luchar y los objetivos propuestos para ello. He allí nuestra principal debilidad que debemos superar, y para ello este aporte.

Por una parte, un grupo de la oposición aboga por el diálogo. Este sector argumenta que el régimen puede ceder de buena fe ante las críticas planteadas por la oposición. Y no solo eso,  sino que legitima a las instituciones del Estado que critica de parcializadas al acudir a ellas en busca de justicia y rectificaciones. Es así que introducen documentos en los ministerios, se reúnen con dirigentes oficialistas y plantean la salida electoral con un CNE corrupto como la única solución posible a la crisis. Son ellos los que critican las barricadas en las calles, los enfrentamientos con la Guardia Nacional y el reclamo en las protestas exigiendo la renuncia de Nicolás Maduro y el rescate del Estado de Derecho en Venezuela. En cambio, promueven que se debata sobre los problemas económicos y se pida al "gobierno" que los atienda.

En contraposición, existe este otro sector que entiende que no se puede dialogar con un régimen que no respeta los derechos humanos, que encarcela y oprime a estudiantes por ejercer su derecho a la protesta pacífica y que censura a los medios de comunicación para que no transmitan programación alguna que lo comprometa. Estos ciudadanos valientes se atreven a desafiar el statu quo y protestar en las calles, aun cuando los que reconocen como sus líderes los mandan a no salir de noche, o no salir por tres días, o cualquier excusa que se les ocurra para apagar la llama que hoy arde en las calles de Venezuela.

El primer sector opta por desacreditar públicamente al segundo, provocando esa diatriba en el alma de la oposición a la cual me refiero. Se está confundido; se debate entre salir a protestar en las calles para exigir la renuncia de un régimen ilegítimo y opresor, o salir a marchar a entregar un documento y esperar que el "gobierno" haga su trabajo y rectifique en sus medidas.

Pero hay algo que no se debe perder de vista. El régimen ha dicho claramente que no va a ceder en su afán de instaurar un modelo socialista en Venezuela. Ello significa que no importan todas las conversaciones que se lleven a cabo, todo el diálogo que quieran tener y toda la saliva que quieran gastar, el régimen no abandonará su pretensión de profundizar el modelo castrocomunista en Venezuela hasta sus últimas consecuencias. El resultado todos lo conocemos: más opresión, escasez, inflación y pérdida de nuestra Libertad.

Entonces la respuesta se hace evidente: mientras el régimen se mantenga en el poder, no vamos a salir de la crisis. Es ilusorio pretender que los problemas económicos se van a resolver mientras esto no cambie. La renuncia del régimen y un gobierno de transición para recuperar la institucionalidad se muestra necesaria como el primer paso. Las demás alternativas son incoherentes y solo generan confusión y debacle moral.

El verdadero reto es hacer de este discurso, que de por sí es coherente, una alternativa que convoque a todos los sectores de la sociedad, incluidos los venezolanos chavistas que sufren las mismas carencias y la misma represión que los opositores.

Basta ya de separar los problemas económicos de la represión y el autoritarismo, cuando son todas características de este régimen socialista que deben ser combatidas en conjunto.

Seamos coherentes en nuestras ideas y tengamos un objetivo claro. Solo así seremos capaces de encontrar los medios adecuados y mantener encendida la llama de la Libertad para rescatar a Venezuela.

@nhcarreras