El
fin de la ley no es abolir o restringir
la libertad,
sino
preservarla y extenderla
John Locke
El libertinaje, como es conocido, conlleva el uso desenfrenado y voraz de
nuestras habilidades, ignorando o pisoteando los derechos de los demás. Se
condena al otro como un ser inferior y se abusa de él para conseguir una
satisfacción egoísta. Pero ello también ocurre cuando se busca "instruir"
a los demás con una moral superior por
medio de la fuerza, es decir, por medio de la ley. Sinceramente me parece que es
otra cara de la misma moneda que debe ser igualmente condenada por la sociedad.
Es necesario partir de una premisa: la vida es tu más valiosa propiedad,
y no hay otra persona con el derecho de decidir lo que tú quieras hacer o no
con ella. Cuando tienes la facultad de ejercer esta autoridad sobre tu cuerpo y
mente bajo ninguna coacción arbitraria, solo entonces eres realmente libre.
Aunque esta libertad no es gratuita como algunos piensan, sino que requiere de
valor para asumir las consecuencias de nuestras decisiones. Únicamente como
seres libres tomamos decisiones morales, sean buenas o malas, pues de lo
contrario estamos condenados por otra persona o grupo de personas a actuar bajo
las directrices de su discernimiento.
Ese acto, sí, sería un exceso de la libertad.
Guillermo Rodríguez nos señala en su gran ensayo sobre la envidia cómo
esta otra cara del libertinaje, oculta bajo un disfraz de moralidad, hace
estragos actualmente:
...la
identificación de la libertad con alguna doctrina teológica ha sido frecuente y
aún tiene defensores que no terminan de aceptar que la espiritualidad trascendente
muy rara vez ha servido de protección a la libertad, y que tales especulaciones
político-teológicas muy frecuentemente sirvieron, y sirven, de justificación a
la brutal coacción arbitraria de los creyentes sobre los infieles, con todo el
poder del Estado, tanto bajo regímenes dictatoriales como democráticos. Muy
espirituales y trascendentes, además de democráticas y mayoritarias, son sin
duda las ideas que sostienen al régimen de la República Islámica en Irán, tanto
como inhumano y brutal es lo que hace con quienes no la comparten.1
Y es que esas personas que
tanto atacan a la libertad porque supuestamente puede ser usada como
justificación para cometer acciones inmorales, son ellas mismas las que exceden
la libertad que les fue dada por Dios para ejercer sus facultades individuales.
Son ellas quienes piensan que es recomendable excluir del otro la
responsabilidad de tener libertad de elegir, y asumen un papel por demás
ilegítimo por su carácter claramente arbitrario.
Este drama es contrario a
la civilización misma, donde es necesario aprender a convivir en las
diferencias. Ello no implica aceptar y comulgar con las ideas contrarias a
nuestro pensamiento, sino que, manteniendo nuestra convicción y la
responsabilidad que conlleva toda decisión libre, tengamos la capacidad de
reconocer al otro con su dignidad.
No se nos fue dado el poder
para moldearnos los unos a los otros por medio de la fuerza, y debemos
garantizar que eso no suceda en el futuro.
1 RODRÍGUEZ, G. Libres de envidia: La legitimación de la
envidia como axioma moral del socialismo. Ganador del primer
lugar en el Séptimo Concurso de
Ensayo "Caminos de la Libertad"