viernes, 7 de septiembre de 2012

Dos Formas De Robar



Debemos aprender a dirigir otra vez todos nuestros recursos
a donde mejor contribuyan a que todos seamos más ricos

F. A. HAYEK


Hoy en día la sociedad distingue y condena con facilidad un acto de crimen, por lo que apoya las medidas en contra de los criminales que atentan contra los derechos de las otras personas, tales como su vida, su libertad o su propiedad.  A cada uno de los atentados contra estos derechos se les denomina asesinato, esclavitud y robo, respectivamente. Aun así, pienso que uno de ellos se ha colado en nuestros tiempos detrás de una máscara, llegando a enaltecerse como un falso dios representado en las leyes y alabado por muchedumbres.

Cuando una persona es robada a mano armada, se condena al criminal y se considera a la víctima del robo, quien vio arrebatado su derecho sobre un bien que le pertenece. Esa persona estuvo expuesta a morir a manos del criminal, y para evitar la muerte estuvo en la forzosa necesidad de ceder su propiedad. Todos condenamos ese crimen, y se castiga con cárcel.

Pero ahora, cuando una persona que se ha ganado su dinero como fruto de su trabajo se niega a ceder una buena tajada a la clase obrera  o a las personas más pobres, se le condena como un criminal de lo más despreciable. Por lo tanto, el Estado tiene el derecho de arrebatarle por la fuerza alrededor de un tercio de todo su trabajo y esfuerzo para disponerlo según el deseo de la mayoría, o de lo contrario será castigado con cárcel.

He aquí un cambio fundamental: mientras en el primer caso la persona que estaba siendo robada a mano armada era la víctima, ahora la persona que está siendo robada por medio de la ley es considerada el criminal. Los papeles se invierten, y habrá que preguntarnos qué pasaría si un ladrón a mano armada argumenta que su robo tuvo como objetivo ayudar a los más necesitados de su comunidad.

La diatriba tiene una solución directa: un crimen no puede ser juzgado por las razones del criminal para cometerlo. Matar por una buena causa no deja de ser asesinato.* Esclavizar por una buena causa no deja de ser esclavitud. Robar por una buena causa no deja de ser robo.

Para las personas que apoyan a las organizaciones sociales que trabajan por mejorar las condiciones de vida de nuestros hermanos más desfavorecidos, les doy todo mi apoyo. Pienso que el esfuerzo voluntario con una visión social es muy favorable para las personas que viven en condiciones extremas por razones fuera de nuestro control.  Pero esas organizaciones tienen que ser el primer paso para que la persona comience a construir o reconstruir su vida, y pueda encontrar un empleo para valerse por sí misma con su dignidad en alto como un ser humano valioso como todos los demás.

Pensar en los programas sociales como una forma de vida de los más desfavorecidos, pensar que las personas que trabajan arduamente para ganarse el fruto de su trabajo deben ser robadas por el deseo de una mayoría que demanda ser mantenida, es uno de los dramas que vive no solo nuestro país, sino gran parte de los países del mundo en la era contemporánea. Debemos abandonar esa gran ficción de pretender vivir a expensas de los demás y entender que un país no lo sacan adelante los líderes supremos, sino cada persona ordinaria con su trabajo honesto.


 
* Una excepción a esta regla podría decirse que es matar por defensa propia, pero este acto (como su nombre lo dice) es en defensa de un derecho, no ofensivo hacia el derecho de otro.